si existe

seguro que es un sádico cafiche

Diapositiva

Resulta que cada vez que me son cambiadas las cifras me pongo mal genio. Año nuevo o cumpleaños. Cambian las cifras, pasan los días los años, los días de nuevo y los años otra vez, y continúa la reproducción constante de que me he equivocado: sigo en pie. Ni un accidente trágico, ni un atentado terrorista ni suicida, ni cataclismo. Nada de nada. Todas las noches antes de dormir pienso en mi tata, en mi tío, en el día que muera mi papá y aguanto la respiración: quizás esta noche sí logro controlar a ese que llaman eseenea. Pero nada. Nada pasa.
Y hoy es catorce: otra vez.

debajo de las uñas acrílicas

Pero ella algo tiene entre manos.
Entre el botón de la blusa
del ascensor
de la collera.
Vuelve
desea y repite
repite y desea
Ella toma de entre sus dedos
y toma
y posa
la cabeza entre sus pechos.

-

Chorrea desde el útero
Sube
Gotea
Carcome

Como pasta de miel con muelas en polvo
Como esa arenilla de verano que se entierra en la planta
Como esa pestaña dura a rímel que se entierra en la córnea
Así sola y dura chorrea. Y explota. Y limpia y purga.

La Semillera

Big mouth que vomita
Y se hace cuerpo y greda
Una y otra vez
Una y otra vez

Big mouth big mouth
Bocota que se hace hembra
Una y otra vez
Como guante invertido
Que se contonea a ser
Macetero.

profética

dame bien duro que las letras ya no pagan
ni las hojas alimentan
ni pretendo jugar al codazo.

penetra bien duro hasta la córnea,
la médula
o las cienlucas
hasta que se acaba yingo y aparesca el varquen en la tele

eso sí: sin fecundar.

que ni las de otoño alimentan ni LA útero ha sido empotradO arriba del mesenyer aún

/

Junto al umbral,
florecen de la luz tus huellas en la tierra
glorificadas por rosas de abandono
y abonadas por sangre pendular.

Luego de que el adiós se vistió de gala,
el Cosmos ardió en lamentos
y goteó un mar de pasiones

Versos sepia deambularon callejuelas
desvalijando cadáveres esposados a lamentos,
amenazando corazones con navajas de pánico,
y pintando soledades con acuarelas de miedo.

Ecos de porcelana
y pulgares borrachos buscaron el septentrión
para encapsular el vaho de tu ser
en la humedad sublime de un respiro.